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DEPORTE NACIONAL

Smith llegó a lo más alto del voleibol, impulsado por un sancarleño

Richard emigró del campo a la ciudad y…triunfó

«Dejaré mi tierra por fin, dejaré mis campos y me iré, lejos de aquí, cruzaré llorando el jardín y con los recuerdos partiré…lejos de aquí»

Canción popularizada por Nino Bravo

Esa melodía, original de Jose Luis Armenteros y Pablo Herrero podría aplicarse a Richard Osier Smith Hall, un costarricense más que un día decidió dejar su «zona de confort», su gente, su tierra en la tranquilidad del campo, para insertarse en el ruido de una ciudad…y de otra…y de Europa… golpeando un balón de voleibol.

Y William Corrales Araya…

(qdDg) el dirigente sancarleño amante del deporte, a quien se atribuye la creación de los Juegos Deportivos Nacionales, fue quién impulsó su carrera. Don William lo llevó a jugar en Primera División con San Carlos y ser parte del sueño de todo deportista costarricense: representar al país en una Selección Nacional.

Luego de haberse «retirado» del voleibol a los 17 años, una persona en Siquirres lo contactó para jugar en Segunda División y él accedió.

«En ese torneo, logramos llegar a la final y en esa final, a Don William Corrales que en paz descanse, le llamó la atención mi estilo de juego y mi jovialidad (porque me ponía a celebrar los puntos bailando) y se me acercó para proponerme formar parte de la Selección Mayor».  En ese momento, con 18 o 19 años hice mis maletas y bajo una inundación del pueblo salí hacia el Valle Central»

Suena sencillo cuando él lo dice ahora, luego de haber recorrido cantidad de canchas, de haber saltado «infinidad» de veces a golpear el balón en las alturas, imponiendo su fortaleza y venciendo los miedos que todos llevamos dentro. Richard Smith es hoy por hoy uno de los grandes jugadores de la historia de nuestro voleibol. Pero…en aquel momento… su decisión requería tener clara la visión de su vida.

«A partir de ahí, muy agradecido por la oportunidad que se me presentó, comencé a trabajar duro para lograr grandes cosas  e intentar hacer la diferencia y convertirme en un ejemplo de superación para las personas en mi pueblo (esa fue la meta que me propuse)

nos relata Smith.

Una tierra de gente sencilla, acostumbrada a la vida tranquila, siempre da la bienvenida al reconocido voleibolista

«Parismina; ahí te dejo»

La frase no es de él. La imaginamos nosotros. Posiblemente, eso se lo dijo en aquel momento, para dejar su comunidad. Un pequeño pueblo del cantón de Siquirres, con un acceso poco convencional.

Significaba dejar atrás su familia y aventurarse a los desconocido. Smith es parte de una familia de 12 hermanos . De ellos, todos practicaron el deporte en alguna etapa de la vida. De hecho, 2 de sus hermanas jugaron voleibol con la selección. Son ellas, Hilda y Merla Smith.

El deportista habla con orgullo de su familia. Nos cuenta que su mamá «laboró como cocinera en hoteles un tiempo y luego se dedicó a ser ama de casa, mientras que mi papá, que en paz descanse, fue guía turístico y también laboraba en pesca deportiva».

Nos agrega que hay 4 de sus hermanos que trabajan en la pesca deportiva y uno, en cruceros. Sus hermanas desempeñan diferentes trabajos. Eso sí, comparten una condición.

«Somos una familia humilde y muy unida. La mayoría nos criamos en la Barra de Parismina. Actualmente tengo 25 sobrinos de los cuales 2, también practican voleibol».

Richard Smith atesora a su familia. Es miembro de un grupo de 12 hermanos, uno de los cuales, ya falleció.

Con el deporte en las venas

Su carrera no comenzó junto a la red de voleibol. Primero recorrió otros escenarios, pero eso sí, todos ligados al deporte. En su ADN lleva impresa la huella indeleble de la actividad física.

«Antes del voleibol practiqué básquet, fútbol, atletismo y hasta béisbol. La pasión por el voleibol la adquirí con el tiempo, ya que mis hermanas mayores lo practicaban en el colegio. Ellas fueron las que me enrumbaron hacia este deporte. Al inicio no me gustaba, ellas me enseñaban en la casa y yo me ponía a vacilar. No lo tomaba muy en serio».

No obstante, parece que en esta vida todo está conectado. Don William Corrales fue el impulsor de los Juegos Nacionales. Creía en este proyecto para la promoción del talento deportivo. Y la historia de Smith, está muy relacionada con esas justas.

«Un día, mis hermanas me llevaron a un partido de eliminatoria para Juegos Nacionales y ahí fue donde empezó a gustarme el voleibol».

El voleibolista recuerda que quienes en aquel momento creyeron en él, se encargaron de tenderle una mano para que pudiera desarrollar su talento y crecer, no solo a nivel deportivo, sino a nivel de su formación académica.

«»Entre Don William y Juan Acuña me brindaron una mano y me ayudaron con hospedaje, alimentación y además me ayudaron a poder culminar mis estudios de secundaria, ya que cuando me vine de Parismina, no había ni terminado el colegio»

Ese fue el principio de una carrera que ha llevado a Smith a jugar en Costa Rica y El Salvador en Primera División, con Selecciones Nacionales y también en Europa.

Recién acaba de terminar el campeonato de Primera División, jugando para San Carlos. De hecho, en el último partido impuso una marca de 45 puntos anotados en un mismo partido con un equipo en torneo nacional. Antes, había logrado algo similar (49) pero con la Selección Nacional.

Richard Smith sigue como punto alto en el cuadro de ASOVOL San Carlos (Foto Prensa FECOVOL)

Richard Smith es un deportista que añora más apoyo para el deporte y que conoce la gran brecha que existe en Costa Rica entre la «gente del campo» y quienes viven en el Valle Central.

Pero esto será tema que abordaremos en la parte dos. Si Dios lo permite, podrá verla mañana.

La Casa del Profe

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