Con gran emoción y mucha alegría, leí hace unos días una información sobre dos jóvenes oriundos de un pequeño pueblo rural, La Perla de La Fortuna, que subieron al futbol profesional.
Se trata de Melanny Campos de 18 años y Juan Carlos Brenes Salazar de 15, quienes ahora juegan con el Sporting F.C. y la Liga Deportiva Alajuelense, respectivamente. Esta noticia la dio el medio de comunicación Tele San Carlos Radio.
La información da cuenta de que los dos jóvenes, tuvieron sus bases formativas en la Escuela de Fútbol de Bien Social Ángeles de La Fortuna. Precisamente, en el 2016, mientras ejercía como presidenta de la Comisión Costarricense de Cooperación con la UNESCO decidí dar apoyo a esta iniciativa, porque era diferente a las otras escuelas de futbol que había en el país, esta tenía una característica muy particular, lejos de ser un proyecto comercial, más bien fue creada para rescatar a menores en riesgo.
El origen de la acción
Un año antes, preocupados porque los menores de edad de la zona deambulaban por las calles a altas horas de la noche, un grupo de veteranos del futbol, con ayuda del OIJ de Los Ángeles de la Fortuna de San Carlos, iniciaron la labor de atraer a estos niños y adolescentes. Comenzaron entrenando 21 menores y un año más tarde eran 139 hombres y mujeres con edades entre los 8 y 16 años; en su mayoría provenían de familias vulnerables y con bajos niveles socioeconómicos.
Con el proyecto lograron apartar a niños y adolescentes de las malas compañías, del uso indebido de la tecnología y en algunos casos, de las drogas, promoviendo en ellos la práctica del deporte, la salud y los valores.
Esperanza y fe
Este grato ejemplo, solo nos demuestra algo muy cierto: Crear y apoyar proyectos en pro de la niñez y la adolescencia, vale la pena, porque significa velar por su futuro y darles esperanza en momentos en que ven un país deteriorado y cargado de problemas. Asimismo, les demuestra que con esfuerzo y trabajo se puede salir adelante.
Los programas sociales son indispensables, invertir en niñez y adolescencia no es un gasto, sino más bien es abonar para lograr buenas cosechas a largo plazo; cuando usted tenga oportunidad de colaborar con un proyecto que busca beneficiar a las personas menores de edad, ni lo piense, de una vez diga presente, para que su grano de arena contribuya a atacar diferentes situaciones y formar mejores seres humanos.
AUTORA: Rocío Solís Gamboa es especialista en Niñez y Adolescencia. Labora como jefa del Departamento de Protección de los Derechos Estudiantiles en el Ministerio de Educación Pública.