El basquetbolista sancarleño Darío Solís Jara viajó esta semana a Laytton en el estado de Utah de la Unión Americana. Lo llevó ahí el espíritu de superación, la disciplina y la constancia: todo al amparo de un balón que se lanza al aro; luego ocurre lo demás: encestas en el «sueño americano».
Don Allan, el orgulloso papá, habla con satisfacción del nuevo proyecto que emprende uno de sus dos hijos. Señala que ellos (en referencia a toda la familia) «disfrutan plenamente el baloncesto». Relata que desde los 4 años, tanto Darío como Ismael, forman parte de grupos de entrenamiento. Y desde ahí, elección de lugares de estudio y actividades familiares, se han visto influenciadas por este deporte.
«El desarrollo como personas de bien, con principios cristianos y su desarrollo académico y profesional; y la práctica del baloncesto, no se negocian en la familia».
Así de claro lo resume don Allan.
Le hemos consultado sobre los obstáculos que Darío ha debido enfrentar para dar este nuevo paso. Señala que «como cualquier otra empresa importante que nos planteamos en la vida» hay múltiples dificultades. Sobre todo, los relacionados con dinero y tiempo. Explica que para mantenerse en forma comprometida en cualquier organización hay que invertir bastante de ambos. Eso sí, tiene claro que vale la pena.
«Creo que lo demás son obstáculos mentales que se saltan fácilmente cuando se tiene suficiente inspiración, que a Dios gracias toda la familia mantenemos al tope».
Allan Solís
Para este muchacho de 18 años y 1.95 de estatura, el giro a su vida será significativo. Luego de 5 años en el colegio Diocesano de Ciudad Quesada, ahora cursará el sexto año en el High School del Layton Christian Academy a unos 20 kilómetros al norte de Salt Lake City en el estado de Utah. Es uno de los estados del Oeste de USA.
Tendrá que acostumbrarse a un ambiente de más responsabilidades, al tiempo que «trae aparejado beneficios adicionales como vivir en un ambiente con más libertad personal», según nos comenta don Allan.
Don Allan y doña Yerlin, tienen muy claro que su hijo tiene una valiosa oportunidad para «pasar al siguiente nivel».
«Compartirá con compañeras y compañeros de múltiples culturas donde obtendrá enseñanzas diversas. La enseñanza académica y cristiana que logrará será de muy alto valor y el trabajo y roce que tendrá en el baloncesto será muy retador».
Allan Solís
Darío ha sido jugador de ASOBASCA desde el 2013. Ha sido campeón nacional en categoría U-13 y seleccionado nacional desde el 2017. En 2018 volvió a disfrutar de ganar un torneo: en esta oportunidad en la categoría U-16. También representó a San Carlos en la Liga Superior de Baloncesto y más recientemente, reforzó al equipo de ARBA San Ramón en la máxima categoría.
Un sancarleño más del cual sentirnos orgullosos. Un deportista más que utiliza esta llave para abrirse nuevas puertas. Otra alegría para «mi linda tierra».