La Liga Deportiva Alajuelense empató 1-1 con el Club Sport Cartaginés en el partido de vuelta de la Final del Torneo de Clausura 2022 de UNAFUT. El resultado permitió a los brumosos acceder a la Gran Final Nacional para disputar el título de la Liga Promérica.
El gol de visitante esta vez resultó determinante para envolver en una gran celebración a una provincia ávida de triunfos deportivos y a un «callado sentimiento nacional» que en el fondo espera ver al Cartaginés celebrar un nuevo cetro nacional.
El «embrujo azul» pobló las calles alajuelenses.
Propuesta rojinegra
Ocurrió como se preveía. La Liga se fue encima del cuadro brumoso, quienes intentaban bajar la intensidad inicial al juego y buscar opciones con salidas a velocidad, ya fuera en piernas de Jeikel Venegas, Marcell o Allen Guevara.
No hubo claridad para la ofensiva local durante el primer tercio de la primera parte. El trabajo defensivo comandado por Daniel Chacón sobre el centro de la defensa y frente a él, la experiencia de Maikol Barrantes le daban equilibrio al cuadro visitante.
No podía faltar la jugada polémica que se produjo sobre los 10 minutos cuando Ian Lawrence cayó en el área ante una marca que parecía ir más al cuerpo que al balón. El árbitro Cruz dejó seguir sin inmutarse.
Al llegar al final del segundo tercio, Cartaginés comenzaba a atreverse un poco más. Diego Sánchez surgió como una figura importante sobre la zona defensiva izquierda del equipo de Geiner Segura, para ofrecer otra opción en la salida. La Liga siguió con su apuesta de pasar el balón y buscar la movilidad constante de sus principales figuras.
Briceño protagonista
El meta brumoso se convirtió en figura sobre los 32 minutos cuando Johan Venegas habilitó a Aarón Suárez dentro del área, pero el joven volante remató colocado, abajo sobre el paral derecho de Briceño. Ahí llegó el meta para desviar a la esquina.
Dos minutos después Barahona salvaba sobre la línea de sentencia un cabezazo de Góndola, cuando Briceño había fallado en un despeje tras centro cruzado al área.
Después de ahí, las emociones se «encantaron» hasta el final de la primera parte. Mucha disputa en medio campo, mucho balón lanzado al área. Solo eso, buscando una cabeza, un desvío, un error. Nada de eso ocurrió. El 0-0 se adueñó del marcador.
A mover las fichas
Era lo previsible para el segundo periodo. No ocurrió al iniciar el complemento. Los mismos 22 actores.
La polémica llegó sobre los 3 minutos. Jeikel ingresó con balón dominado al área, enganchó a Ian Smith y parecía que daba para el penal. Otra vez, Cruz muy cerca de la acción, dejó seguir la jugada.
A los 13 minutos se produjo otra sensacional acción del portero Briceño, cuando un remate de tiro libre de Celso Borges fue desviado y le cambió la trayectoria al balón. El guardameta brumoso volvió sobre sus pasos para estirarse sobre la base del paral izquierdo y en dos tiempos, quedarse con el balón.
A los 15 minutos llegó la primera variante de Rudé. Bryan Ruiz ingresó para sustituir a Jose M. Cubero.
Un minuto después, Dylan Flores remató cruzado desde fuera del área, provocando un suspiro de esperanza a muchos brumosos. El balón se fue desviado.
Ruiz, centro- gol
A los 24 minutos llegó en ansiado gol que hizo vibrar a medio país. Bryan Ruiz tomó un balón sobre el sector izquierdo y midió un centro sobre el punto de penal. Ahí apareció Carlos Mora y al mejor estilo de un centro delantero, remató certero de cabeza para colocar el balón cerca del larguero e imposibilitar la respuesta del portero Briceño. 1-0 y la 31 que guiñaba «el ojo» a La Liga.
El gol generó todas las variantes que podían esperarse. Geiner en busca de darle opciones en ataque a su equipo; Rudé trataba de dar más seguridad y control a su equipo.
Pero… la historia iba a tomar un rumbo distinto. Un rumbo que cambiaría el rostro a miles y miles de los presentes en la «Catedral».
Barrantes, Marcell y empate
Llegó el gol del empate a 5 del final. Un lanzamiento de tiro libre cobrado magistralmente por Maikol Barrantes fue interceptado por Marcell Hernández ante la marca de Giancarlo González y desviado lo suficiente para burlar la desmedida salida de Moreira.
El gol tenía un valor «millonario». El cubano lo sabía y lo celebró por todo lo alto. Se lo gritó a la afición; a quienes un día lo aplaudieron, pero también lo reprocharon. Él sabrá su procesión.
Y se desesperó la Liga. Con una «daga» incrustada en «el pecho», no tuvo fuerzas para encontrar de nuevo el sendero. La garra azul se multiplicó y la desazón rojinegra llenó de oscuridad la Ciudad de Alajuela.