Objetivo: revitalizar proyecto con gestión empresarial modernizada
El empresario Luis Carlos Chacón propuso la noche de este martes 9 de febrero un cambio en la figura de Asociación Deportiva, la cual cobija el funcionamiento legal del equipo que representa a San Carlos en el fútbol mayor de Costa Rica. Lo hizo en una reunión inicial con allegados a la institución norteña, incluyendo a los ex-presidentes Gonzalo Monge y Ronald Solís.
La Asociación Deportiva San Carlos es una figura legal poco flexible y por tanto, ofrece pocas opciones de revitalización económica. Lo que ahora se pretende, es atraer recursos frescos que permitan dar un impulso al proyecto iniciado con una visión más empresarial desde el 2018.
4 años de gestión
Durante la reunión de este martes, se hizo un «recorrido» por la gestión iniciada desde la Liga de Ascenso. Además de subir a Primera División en un tiempo récord, el equipo logró alcanzar su primer título de Primera en la historia del Club y logró participar en la Liga de Campeones de la CONCACAF.
Entre los aspectos que más se destacó durante la presentación a cargo del Director Deportivo Gustavo Pérez, fue el trabajo realizado en Divisiones Menores. Se resaltó como se han creado filiales en 19 puntos de la región y el país, de una forma más organizada y que pueda traer beneficios al club, pero también a los dirigentes organizados en diferentes partes del país.
Además, el haber bajado el promedio de edad de la planilla de casi 32 años durante el periodo de Liga de Ascenso, a 24 en la actualidad.
Cruda realidad
La Asociación Deportiva San Carlos vive una realidad económica agobiante desde hace muchos años. Si bien, la llegada de Luis Carlos Chacón quien atrajo una buena cantidad de socios comerciales al club, ayudó a dar un giro hacia arriba a la institución, lo cierto es que nunca se ha trabajado con superávit. Más bien, siempre ha existido déficit.
En matemática simple, ninguna empresa puede operar así. Y el fútbol es eso: una empresa. Ciertamente con características muy particulares, pero en la esfera mundial, quienes han apostado a invertir en este deporte, ya lo hacen en grande y a largo plazo.
Es evidente que la posibilidad de que este negocio florezca depende de lo que se pueda hacer en Ligas Menores, para posteriormente «exportar» el recurso humano, el más valioso recurso de esta actividad.
Evolucionar o morir
La alternativa propuesta por el empresario Luis Carlos Chacón parece ser una especie de tabla de salvación. O se realiza el cambio o el equipo correría el riesgo de no poder cumplir con las obligaciones de operatividad cotidiana en el corto o mediano plazo.
A pesar de que durante las épocas «buenas» del club, deportivamente hablando, se llegó a tener más de mil asociados, en la actualidad esa suma no llega ni siquiera a los 150. Así, la realidad es que el aporte de los asociados, en términos legales los «dueños» de la institución, resulta totalmente insuficiente para que el equipo pueda hacer frente a las exigencias económicas que la industria del fútbol necesita en la actualidad.
Mes tras mes se van acumulando deudas y los sancarleños con posibilidades económicas que están dispuestos a invertir sus recursos en el equipo, realmente se cuentan con los dedos de una mano.
Hay inversionistas
A Luis Carlos Chacón se le consultó si había ya algún tipo de gestión que hiciera presumir en que sí hay empresas dispuestas a invertir si el cambio se da. El empresario sancarleño, impulsor del lema «San Carlos más que fútbol», señaló que sí las hay e incluso se aventuró a indicar que existen inversionistas amigos suyos del extranjero que han mostrado interés en el proyecto de San Carlos.
Una comisión diligente
Tras la propuesta, anoche mismo se integró una comisión de 9 miembros para avanzar en preparar una propuesta para que sea conocida por los asociados en una asamblea extraordinaria. La idea es que haya opciones concretas y claras de cómo se haría y las implicaciones que tendría.
Uno de los aspectos que anoche mismo se aclaró, es que el estadio Carlos Ugalde Álvarez, un inmueble municipal podría seguir siendo la casa de los actuales Toros del Norte, bajo una especie de alianza público-privada la cual jurídicamente, según se dijo, es totalmente viable.