La visión de Flory Chinchilla: la mamá del atleta paraolímpico Steven Román.
Una familia sancarleña celebra hoy un día de la madre muy especial. Uno de sus miembros: Steven Román Chinchilla está a pocos días de vivir una experiencia, que sin lugar a dudas, marcará la historia de su vida. Una, que ha sido por sí misma, llena de hechos significativos. Hablamos de la participación en unos Juegos Paralímpicos: los de Tokyo.
Steven se ganó el derecho a participar ahí, porque a lo largo de su vida, ha tenido claro que para triunfar hay que dedicarse plenamente al talento que se posea. Más allá de amar lo que se hace, hay que perfeccionar el don, con muchas horas de dedicación a la actividad. Su llamado llegó como un premio al esfuerzo demostrado en infinidad de competencias en las cuales ha demostrado su talento.
«Tenía 9 años y me pidió que lo dejara ir a jugar tenis de mesa con un compañero al Gimnasio de la Escuela de San Martín. Sinceramente, en ese momento no pensé que ahí encontraría él su deporte. No había pasado un mes y ya estaba en el primer evento en San José».
Así, cuenta Flory, comenzó la carrera deportiva de su hijo
Recuerda que había que ir a dejarlo y a traerlo al gimnasio, pues aunque viven a 400 metros de la escuela, pues no era correcto que fuera solo por su corta edad. Y luego, había que acompañarlo a las competencias,.
«Fue difícil porque se empezaron a dar opciones para salir del país y los costos eran altos. Para acompañarlo teníamos que pagar nuestros gastos. En ese momento no era posible conseguir patrocinios. Fue con la ayuda de la familia, de amigos…hasta con rifas que logramos sufragar los gastos»
Esa época fue un poco frustrante recuerda Flory, quién asegura que nunca perdieron la fe.
Le hemos consultado a esta madre, por los rasgos de personalidad que impulsan a su hijo. ¿Hay que impulsarlo o más bien, han que frenarlo un poco? Con claridad nos indica que a veces hay que «hablarle para que controle sus ansiedades». Es un muchacho con un gran carácter y deseos de lograr lo que se propone.
«Le he dicho: si está cansado no vaya a entrenar y la respuesta es: «tengo que ir, me estoy preparando para un torneo, no es para cualquier cosa». Él tiene muy claros sus objetivos»
Puntualiza doña Flory
Esta madre de un muchacho con habilidades especiales, expresa que «el amor que uno tiene como madre está ahí para ellos siempre». «Me encanta verlos crecer y que el deporte sea su ideal». Steven, dedica muchísimas horas al día a prepararse para competir a todo nivel. Eso lo ha llevado a participar en eventos en cantidad de países y en diferentes partes del mundo.
Agrega que la pandemia ha dificultado la preparación para los olímpicos durante los últimos meses. Estaban previstos torneos internacionales pero se han debido suspender. Ahora se hace todo lo posible por abarcar todos los ámbitos: lo deportivo, psicológico, nutricional y físico, porque todo aporta para su desempeño.
A esta altura, tras casi 10 años de competencias de su hijo, cada evento se convierte en un desborde de emociones
«Yo todo el tiempo sufro, lloro, celebro grito cada competencia. Es algo que no he podido controlar, pero al final, me encanta vivirlo con él. Entonces, hay que sufrirlo y celebrarlo»
Ella señala que los hijos son una bendición para una madre y en este caso, «ante una situación de nacimiento como fue Steven, muchos cuestionamientos salen a la luz como madre. Con el pasar del tiempo, lo único que puedo decir es que «Dios tiene el control de todo y sabe el porqué de cada cosa. Debemos apoyar a nuestros hijos por más difícil que sea. Todos los esfuerzos serán recompensados».
Flory, tiene dos hijos. Steven y Matthew. Ambos son deportistas y se declara orgullosa de los dos. Actualmente ellos forman una familia junto a Gonzalo Rodríguez Salas. Esta orgullosa mamá dice que a veces «ante la situación real y a las puertas de un Paraolímpico, se duda si ya se logró, pero gracias a Dios sí, ahí está en la lista y preparándose para dar una vez más, lo mejor de él».
Aprovechó para agradecer el esfuerzo de muchas personas para que esto sea realidad. La familia, los entrenadores, el Comité Olímpico, el ICODER, la FECOTEME y muchas personas que siempre los han apoyado cuando más se ha necesitado.