El empate de la Asociación Deportiva San Carlos ante el Santa Tecla en El Salvador se logró en medio de un partido muy trabado. El fútbol rápido, vertical, de intensidad apareció muy poco. Si bien fueron los Toros del Norte quienes propusieron en el juego, y de principio a fin buscaron la victoria, no tuvieron claridad nunca.
El equipo salvadoreño se aferró a controlar el juego, a evitar que el rival les hiciera daño y contragolpeó, sin embargo, igual que los nuestros, no llegaron a inquietar realmente el arco defendido por Marco Madrigal.
Los cambios realizados por Luis Antonio Marín fueron “los lógicos”, no obstante, quedaron lejos de ser lo que esperábamos. La llegada de Gustavo Díaz por Cordero parecía bien porque podría aportar explosividad por la banda; Roberto Córdoba por el “Pato” Rodríguez (que había recibido un fuerte golpe) hacía suponer que tendríamos profundidad en la entrega de balones; Mainor Escoe por Mena para refrescar y buscar el juego encarador y punzante de 34 sancarleño. Lo previsto no resultó. Quizás el que mayor deuda nos dejó fue Escoe, tal vez por el menor tiempo que tuvo.
En resumen, el partido fue de baja calidad. Si se quiere aburrido. Y el punto logrado… un mentira piadosa, un confite a un niño, un piedra pintada con oro de bajo quilataje.
En el Morera Soto la próxima semana, jugaremos con un “cuchillo entre los dientes”. El gol de visita vale. Si el Santa Tecla anota, nos obligará a ganar el partido. Si el 0 perdura en el marcador, cada minuto que pase será de una mayor tensión.
Espíritu Santo ilumina a Marín y compañeros del cuerpo técnico. Dales descanso real a nuestros jugadores y una profunda dosis de AMOR a nuestra camiseta. Y que la fuerza que todos impusimos para empujar al equipo hacia nuestro primer título, sople igual, con fuerza sobre el estadio que será nuestro, para lograr el objetivo.