La Asociación Deportiva San Carlos saldó dos deudas que tenía pendientes. Vencer sin complicaciones al Municipal de Pérez Zeledón y retomar la senda de los goles, tras 180 minutos sin marcar en la serie contra el Santa Tecla.
El tempranero gol de José David Sánchez ciertamente contribuyó mucho a fijar el rumbo del partido, pero también resulta indispensable atribuir un gran mérito al trabajo realizado por los jugadores elegidos por Luis Antonio Marín y su cuerpo técnico, los cuales variaron en forma significativa la propuesta ofensiva del campeón nacional.
Hay que adicionar elementos extras como la presión alta realizada por los Toros, la fineza de Jairo Arrieta en la definición y el golpe anímico al rival conseguido por Marco Madrigal al detener un penal al capitán sureño Keilor Soto.
En medio de la satisfacción de la victoria, abonamos un punto más a la actitud de jugadores y cuerpo técnico, quienes al final del encuentro, reaccionaron con malestar por los errores cometidos al momento de los 2 goles de Pérez Zeledón.
La victoria es buena, muy buena. Devuelve confianza al grupo y a la misma afición. De hecho, muchos aficionados se perdieron de una noche de alegría desbordante en el estadio local, por cuanto han perdido rápidamente la fe en el equipo, ante algunos resultados no considerados buenos por muchos.
Quizás es buen momento para reflexionar y hacer eco de las palabras de muchos de los buenos seguidores del equipo. El apoyo a un club que se lleva en nuestro ADN, no se puede circunscribir a que siempre se esté ganando, jugando bien y ojalá goleando a todos nuestros rivales. El fútbol no es así. Ni se es tan bueno en una victoria como la presente, ni se es tan malo en una serie ganada con dificultad ante un aplicado equipo del Santa Tecla.
Hay mucho por aprender a partir de la alegría de un 5-2.