DEPORTE REGIONAL

Claudio González: un griego, fiel aficionado sancarleño

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Los apasionados por el fútbol generalmente se apegan a los colores de un equipo. En Costa Rica es frecuente que lo hagan con los equipos más mediáticos: Saprissa o La Liga. No obstante, existen quienes adoptan y defienden como suyos otros colores.

Don Claudio González es uno de esos aficionados fieles a la Asociación Deportiva San Carlos. Primero, llamados durante muchos años los Diablos Rojos y más tarde, los Toros del Norte. Y curiosamente, su apego no es de nacimiento, pues llegó a este cantón a los 19 años proveniente de su natal Grecia.

«El equipo mío»

Don Claudio tiene una historia de vida ligada a los actuales Toros del Norte. Se enamoró en San Carlos, se casó aquí con la mujer junto a quien ha hecho su vida y se «casó con la idea» de que ser sancarleño es un privilegio.

«Yo soy de Grecia, pero el equipo mío es San Carlos».

Antes iba mucho a los estadios, incluso fuera de Ciudad Quesada. «Iba a Puntarenas, a Palmares cuando estuvo en primera, a Heredia también». Ahora ya lo hace con menos frecuencia.

Dice que no importa contra quién juegue San Carlos. Siempre apoyará a los Toros, pero eso sí, aclara que si juega Saprissa y Alajuela, el va más con La Liga. Sobre todo por las famosas barras, las cuales hacen muchos daños a la gente.

Le instamos a echar una mirada atrás para recordar jugadores de San Carlos (algunos de ellos que ya han partido) y se remonta a la época de Arnuldo Chacón , «Cabro» Jiménez, Miguel Arce, los Herra, del «chileno» Quintanilla y de William Ávila. También la época de Moyano Reyna. Ahí nos mencionó a Carlos Topping, Miguel Lacey, Julio Cesar Bustos, Róger Flores y Marvin Obando.

En la actualidad, va a algunos partidos de los Toros al estadio y vive cada uno con la misma intensidad. Cuando no lo hace, siempre los escucha por la radio o los ve, según sus posibilidades.

Vino de paseo

Don Claudio llegó a Ciudad Quesada en 1966, a la edad de 19 años. Vino de paseo, a pasar unas vacaciones. Aquí vivía un hermano suyo (Edgar), el cual se asoció con Filadelfo Rodríguez y comenzaron con la gasolinera donde actualmente se ubica LOYVA.

«A él le tocó muy duro porque comenzaron sin competencia y después les hicieron la «Shell» (a 200 metros de LOYVA), la ESO (200 sur del parque), la Shevron (300 norte del parque) y la Gasotica (actual parqueo de Coocique)»

Don Claudio recuerda que su hermano en esos días despidió a uno de sus trabajadores y entonces le ofreció que se quedara ahí mientras tanto. Él apenas estaba en octavo del colegio en el Nocturno de Grecia. Nunca regresó a su tierra.

Tiempo después su hermano vendió la Gasolinera a «Wallace Cover y este también la vendió a Arnoldo Acosta».

Así se dieron varios cambios de administración hasta que en 1973, él fue impulsado por el señor Mario Gómez para que asumiera el negocio y él se unió a «Manolo González» para comenzar con la historia de un establecimiento que hoy, las nuevas generaciones únicamente asocian con don Claudio.

El nombre actual tiene su origen en los apellidos de las esposas de ambos. Una, López y la otra, Valerio.

Don Claudio se casó con Adita Valerio Piedra y tienen tres hijos. Claudio Antonio, Luis Esteban y Yara. También tienen 3 nietos.

40 años de lucha

Don Claudio cuenta que para lograr que los terrenos donde está LOYVA en la actualidad, pasaran al patrimonio de su familia, fue una lucha de más de 40 años.

En la década de los 70, los terrenos donde se situaban varias gasolineras en todo el país, por decreto ejecutivo en el gobierno de Daniel Oduber se «nacionalizaron» y pasaron a ser patrimonio de RECOPE.

Fue hasta el año 2016 donde gracias al señor Jorge Villalobos, en ese momento Presidente Ejecutivo de RECOPE, se obtuvo el amparo legal necesario para poder adquirir la propiedad e iniciar con toda la reestructuración de la gasolinera que hoy está al servicio de nuevas generaciones de sancarleños.

Don Claudio ya transita el «sétimo piso», y aún se le puede ver diariamente en la gasolinera atendiendo a los clientes como un trabajador más. Su sola presencia infunde el señorío y el respeto que se ha ganado a lo largo de décadas de constancia y esfuerzo.

Sin lugar a dudas, toda una vida de ejemplo a su familia y a diferentes generaciones de sancarleños que hemos tratado con él.

Don Claudio, para usted nuestro respeto y admiración.

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